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Allí está del ciezano el faro luminoso, allí de nuestras almas, el misterioso imán. Cristo bendito, gloria de Cieza ...

Nuestra Señora de Luján - Patrona de Argentina

María madre.María hermana.María discípula.María, mujer sin casa.Fiel hasta el fin, permanece de pié viendo morir a su Hijo en el suplicio de la cruz.No tiene casa propia: desde ese momento, ella vivirá en la casa del discípulo amado.María tiene su hogar donde está el hogar de los hijos, y permanecerá firme en ese mandato de amor de quien es su Hijo y su Señor.


Argentina, corría 1630, y estas pampas no eran todavía un sueño de patria... Sólo era colonia virreinal de un imperio y extensos territorios poblados por pueblos originarios.Pueblos considerados menos que un accidente de terreno, pueblos definidos como apenas algo más que animales, pueblos a los que se lleva la Cruz con el impulso de la espada, pueblos a las que algunas almas nobles llevan la Buena Noticia de Jesús.


Por aquel entonces la esclavitud estaba "bien vista" y tenía una importante influencia económica.Pero también había silenciosos hombres que sabían de trabajo y de piedad.Uno de ellos, Antonio Faría de Sá -hacendado de Sumampa, en la actual provincia de Santiago del Estero, al norte de nuestro país- encargó a un amigo brasileño el envío de una imagen de la Inmaculada Concepción para la capilla de su estancia.Su amigo cumple presto con el pedido, y le trae por barco no una sino dos imágenes: una de ellas, la Purísima Concepción y la otra, la Madre de Dios con el Niño durmiendo en sus brazos.El barco atraca en el puerto de Buenos Aires, y se despachan las imágenes en dos pequeños cajones en el transporte usual de aquel entonces, una carreta tirada por poderosos bueyes.La caravana llega a las inmediaciones del río Luján, y en esos primeros días de mayo quieren reemprender la marcha hacia el norte, a la Sumampa en donde los esperan.


No hay caso, la carreta parece clavada al suelo.Sólo la intuición de un mínimo esclavo negro llamado Manuel comienza a comprender lo que sucede... Sugiere descargar uno a uno los pequeños cajones con las imágenes y ver que pasa.Cuando descargan el que contenía la imagen de la Pura y Limpia Concepción, recién allí la carreta puede ponerse en marcha.


Se trata de signos... no importa tanto lo espectacular, lo milagroso sino hacia dónde se quiere orientar nuestra mirada, tal como nos enseña el Maestro.Y en este signo, la Madre ha renovado mandato y promesa con su Hijo, nuestro Hermano y Señor al pié de la cruz.Con la tenacidad de una Madre, con la obstinación del amor que no puede derribarse, no hubiera podido encontrarse fuerza alguna en el universo que moviera esa carreta.Ella quiso quedarse con sus hijos, hizo su hogar aquí.Desde entonces, creciéndonos desde semilla de pueblo a la Patria que somos, nos sabemos acompañados, nuestra esperanza se sostiene pues sabemos que no estamos solos.Ella, la que dijo ¡Sí! al Dios de la Vida, al mismo que lo aclamaba como Dios magnífico que exalta a los humildes y derriba a los poderosos de sus tronos, Ella siempre fiel a su Hijo se ha quedado para siempre entre nosotros y camina con la misma presteza con que fué a ver a Isabel junto a este pueblo que somos, en nuestro días de fiesta y en nuestras noches de miserias.Ella nos recuerda el rostro materno de ese Dios Padre y Madre que nos ama sin límites.¡Salve, Madre de Dios! Llena de Gracia y Consuelo, seguí caminando con tus hijos de estas tierras, especialmente con los más pequeños, olvidados y despreciados... Como tu servidor más fiel, el santo negro Manuel¡Salve, Madre de Dios!


Paz y Bien


Que historia tan bonica y cuanto se parece a la historia de nuestro Cristo del Consuelo. Los bueyes también se clavaron en tierra y no querian avanzar, comprendiendo de ingual modo que el Cristo se queria quedar en esta tierra.




Gracias al grupo de peregrinos argentinos que nos han visitado este verano con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, hemos conocido esta historia y esta coincidencia. Como regalo a su paso nos dejaron una imagen de la Limpia e Inmaculada Concepción de Luján, imagen que con mucho cariño veneramos en la parroquia de Santa Clara. ¡Gracias chicos!