El coro Santo Cristo del Consuelo os desea una Feliz Navidad.
Que el Niño Dios ilumine vuestros corazones, familia y hogares.
El coro Santo Cristo del Consuelo os desea una Feliz Navidad.
Que el Niño Dios ilumine vuestros corazones, familia y hogares.
Mantened la luz de la Paz de Belén encendida,
es símbolo de la presencia del nacimiento de Jesús entre nosotros.
Ya comienza el nuevo curso, todo vuelve a la normalidad, al trabajo, a los estudios, los quehaceres ... y Jesús siempre está ahí. Este video nos recuerda su presencia y nos incita a reconocerlo en todo lo que nos rodea. Que así sea.
Para todo ciezano este día es muy entrañable, el Cristo del Consuelo vuelve a su ermita, nuestra ermita. Nosotros como coro de la misma vivimos este día con gran ilusión, con vitores, cantando su himno y en un ambiente festivo, esperamos su llegada. Todo el pueblo le acompaña y tras la procesión solemne, cual romería, jubilosos los ciezanos llevamos al Cristo a su Ermita.
Feliz día de la Cruz
Carmen quiere compartir este video con aquellos que en algun momento pierden la ilusion o que crean que nada tiene sentido que Aparece Dios y nos da la mano y nos pide que sigamos ADELANTE adelante por nuestros sueños, adelante por nuestra ilusion.
El próximo miércoles, con la bendición de la ceniza, comenzaremos el tiempo santo de Cuaresma, tiempo de gracia y salvación, en el que todos estamos invitados a convertirnos por el camino de las practicas penitenciales de siempre, la oración más intensa, el ayuno y la limosna.
El Papa Benedicto XVI acaba de hacer público su Mensaje para la Cuaresma de este año. Lleva por título: “Jesús, después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre” (Mat 4,2). En él el Papa reflexiona sobre el valor cristiano del ayuno y se pregunta qué sentido tiene para nosotros los cristianos privarnos de algo que en sí mismo es bueno para nuestro sustento. La Sagrada Escritura y la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y un medio para recuperar la amistad con el Señor. Por ello, la Palabra de Dios nos invita muchas veces a ayunar. Jesús nos da ejemplo ayunando durante cuarenta días en el desierto y rechazando el alimento ofrecido por el diablo. La práctica del ayuno está también muy presente en la primera comunidad cristiana y los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del “viejo Adán” y abrir en nuestro corazón el camino hacia Dios.
En nuestros días, como nos dice el Papa, la práctica del ayuno ha perdido relevancia desde la perspectiva ascética y espiritual. En muchos ambientes cristianos ha llegado incluso a desaparecer. Al mismo tiempo, ha ido acreditándose como una medida terapéutica conveniente para el cuidado del propio cuerpo y como fuente de salud. Siendo esto cierto, a juicio de los expertos, para nosotros los cristianos el ayuno es una “terapia” para curar todo lo que nos impide conformarnos con la voluntad de Dios. El ayuno nos ayuda a no vivir para nosotros mismos, sino para Aquél que nos amó y se entregó por nosotros y a vivir también para nuestros hermanos.
Señor, tus oídos están más atentos
al corazón que a la boca;
no se fijan tanto en lo que la lengua canta
cuanto en lo que dicen las obras de quien te alaba.
Cuando entone himnos,
procuraré dar pan al que tiene hambre,
vestido al desnudo y hospedaje al peregrino,
para que no sea sólo mi boca la que cante,
sino mis manos estén en conformidad con las voces,
y mis obras sean conformes con mis palabras.
san Agustín